El ballet Requiem de Mozart escenifica la última obra que escribió Mozart antes de morir. Está interpretada por violines, violas, chelos, contrabajos, cuernos, fagotes, trompetas, trombones, timbal, órgano y coro.
Los bailarines interpretan los suspiros de dolor de un hombre que se va consumiendo y ya no puede más. En algunos momentos se advierte descanso y tranquilidad, pero de nuevo vuelve el fantasma de la culpabilidad y el desasosiego.
Mozart fue un niño prodigioso y revolucionó el mundo de la música, lo que trae consigo muchas envidias y conflictos.
Nos dejó una obra maravillosa que merece la pena escuchar con calma.
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